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163426 Templo de Capuchinas, Querétaro

163426 Templo de Capuchinas, Querétaro

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Este modelo fue realizado dentro del Proyecto 'Querétaro en el Mapa', implementado por el Municipio de Querétaro a través del Programa Hábitat, Vertiente Centros Históricos, contando con el apoyo del Gobierno Federal por medio de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). La orden de las capuchinas es una rama de las franciscanas, ellas observan la primera Regla de Santa Clara, la más austera, la que incluía una vida de pobreza tal y como la pretendió su fundadora, la santa de Asís y la reformadora Santa Coleta. En el Querétaro del primer tercio del siglo XVIII había sólo un convento de monjas, el de Santa Clara de Jesús, observantes de la segunda Regla, mitigada por Urbano IV y un beaterio, cuyas moradoras observaban clausura voluntaria y la Regla de las terceras de San Francisco. Por lo que las órdenes religiosas existentes en la ciudad no se opusieron a una nueva fundación femenina. El 18 de septiembre de 1717 se expidió la cédula real y el 10 de marzo de 1718 la bula papal, las cuales permitieron la fundación del convento. Fueron sus primeras fundadoras sor Marcela de Estrada y Escobedo, abadesa; sor Catalina Bárbara, vicaria; sor Oliva Cayetana, primera tornera; sor Nicolasa Gertrudis, segunda tornera; sor Josefa María, tercera tornera; sor Jacinta María, maestra de novicias, y fuera de coro la hermana Petra Francisca, todas del convento de San Felipe de Jesús de la ciudad de México, de donde salieron el 31 de julio de 1721, acompañadas por Juan Antonio de Urrutia y Arana y su esposa Josefa Paula Guerrero y Dávila, quienes se constituyeron en padres y amparadores de las monjas. Las Leyes de Reforma, expedidas por el presidente de la República Benito Juárez en 1859, propiciaron el abandono del convento en 1863, como tantas otras comunidades. Volvieron a ocuparlo, con la venia del segundo emperador, hasta la exclaustración definitiva acaecida en 1867, tiempo antes de que Maximiliano de Habsburgo, el aventurero austríaco, fuese recluido en una celda de este monasterio, donde duró poco menos de un mes. De aquí partió rumbo al patíbulo el 19 de junio del mismo año. Desde aquella época el convento comenzó a ser modificado y después de haber sido cuartel y cárcel de Maximiliano ha tenido diversos usos, entre otros, durante el siglo XX, fue escuela, oficina de Salubridad y de un partido político. Puede reconocerse aún el claustro principal con una fuente en el centro y pilares de cantería en el primer registro y columnas en el segundo, en torno al cual giraron las dependencias de la vida común, tales como los locutorios, el refectorio, la cocina y la sala capitular en el primer nivel y las celdas en el segundo. Se observan también otros patios, uno de ellos con gárgolas zoomorfas. El espacio de la huerta y el templo también han sido transformados. Como todas las iglesias de monjas ésta ostenta dos puertas paralelas al eje longitudinal de la nave, la tercera, hoy ventana, es posterior, sirvió para acceder a la capilla de la Virgen de Lourdes estrenada en el antiguo coro el 31 de marzo de 1900. Las portadas son muy sobrias, tal parece que en el segundo cuerpo de ambas se pensó en labrar alguna escena historiada o bien eran escudos que en los albores del México independiente se rasparon, esto último ocurrió en el templo de Santa Clara. En su interior, de planta rectangular dividida en cinco tramos, testero plano y bóveda de arista. No se conservan retablos de la época de su construcción. El interior fue decorado en 1904, por disposición del presbítero don Juan B. Bustos. Otro presbítero, de nombre Gonzalo Vega, quitó el retablo mayor de madera, lo cambió por otro de mármol queretano y mandó hacer del mismo material la balaustrada del comulgatorio. TEXTO: Extracto del Catálogo de Monumentos Históricos Inmuebles, INAH. #queretaro_en_el_mapa

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